"Cuando se le apareció el ángel de Jehová y le dijo: Jehová está contigo, hombre esforzado y valiente...Gedeón le respondió de nuevo: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo soy el menor en la casa de mi padre." Jueces 6.12, 15.
Cuando Jehová se le presentó a Gedeón, éste estaba totalmente desanimado. Hacía tiempo ya que los madianitas le amargaban la vida al pueblo de Dios. Saqueaban las tierras de los israelitas y se llevaban lo mejor de la cosecha. En ese mismo momento Gedeón estaba trabajando para esconder el trigo. Note el marcado contraste entre el saludo del ángel de Jehová y la respuesta de Gedeón. El ángel se refiere a él como "hombre esforzado y valiente". Pero el joven israelita no se sentía ¡ni valiente ni esforzado! Al contrario, solamente podía pensar en que su familia era pobre y que él era el último de la casa. Al igual que David, no sería la persona naturalmente escogida por la familia para cualquier proyecto importante. Estaba acostumbrado a que nadie le tuviera en cuenta. Mirando, entonces, sus recursos, exclamó con toda
naturalidad: «icon qué salvaré yo a Israel?».
He aquí uno de los misterios de la obra de Dios. Para tener éxito en los proyectos que él nos propone, no es importante cómo nos vemos, ni cómo nos sentimos. ¡Lo importante es cómo nos ve Dios! Sara se veía como una anciana estéril, sin perspectivas ya de engendrar hijos. El Señor la veía como la madre de una multitud. Moisés se veía como un tartamudo, útil solamente para cuidar ovejas. El Señor lo veía como el hombre ideal para liberar al pueblo del yugo egipcio. Pedro se veía como un torpe pescador de Galilea. Cristo lo veía como la roca, un líder con un rol clave en la fórmación de la nueva Iglesia. Ananías veía en Saulo a un hombre dedicado a la persecución violenta de la iglesia. El Señor veía en este hombre a un instrumento escogido para llevar el evangelio a los gentiles.
¡Cómo te ves? ¡Te ves como un pobre desdichado que tiene pocas capacidades y aún menos recursos? ¿Crees que Dios te ve de la misma manera? ¿Cómo te saludaría el ángel de Jehová si se te apareciera hoy?
Para pensar:
Ten en cuenta que puede ser verdad que seas pobre y con pocos recursos. Gedeón era de veras miembro de una familia pobre. La dificultad no está en las condiciones que tenemos. El problema está en creer que estas condiciones y circunstancias limitan la actividad y los proyectos de Dios. El Señor no ve nuestra realidad como impedimento para sus planes, porque es él el que hace la obra, no nosotros. El ángel le dijo a Gedeón: vé con tu fuerza. No le estaba pidiendo que buscara más recursos, ni que echara mano de tesoros que no poseía. Simplemente quería que pusiera su incapacidad en manos del Dios todopoderoso. ¡Un siervo inútil en las manos de Dios, puede ser un arma por demás poderosa!
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