Al ver el suegro de Moisés todo lo que él hacía por el pueblo, le preguntó: el ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, mientras todo el pueblo permanece delante de ti desde la mañana hasta la tarde? Moisés respondió a su suegro: Porqueel pueblo viene a mí para consultar a Dios. Exodo 18.14,15
Moisés estaba tan inmerso en la vorágine del ministerio que había perdido la capacidad de ver el desequilibrio en que había entrado. Desde la mañana hasta la noche una enorme multitud de gente se le presentaba buscando que él dispensara sabiduría para los problemas que traían. ]etro, sin embargo, inmediatamente vio la locura de esta manera de trabajar y cuestionó duramente a su yerno.
La respuesta de Moisés es similar a la respuesta de muchos líderes y pastores: "Si fuera por mí, yo trabajaría de otra manera. Pero la gente me busca y yo tengo que atender sus necesidades». En otras palabras, nuestras prioridades las determinan las demandas de las personas que están a nuestro alrededor. En lugar de dirigir, encontramos gue nosotros estamos siendo dirigidos por las multitudes con su lista interminable de asuntos que demandan de nuestro tiempo y atención.
Es como si se cambiara para nosotros ese famoso enunciado espiritual, «iDios le ama y todo el mundo tiene un plan maravilloso para su vida!» El hecho es que si no tiene metas y prioridades claras en su vida, encontrará que quienes le siguen imponen las suyas. Esto le robará la libertad para dedicarse a las cosas que tiene que hacer, porque las demandas de los que están a su alrededor son interminables. Como
nunca termina de atenderlos, nunca tiene tiempo para dedicarse a las cosas para las cuales ha sido llamado. Este es el mismo problema que enfrentaban los apóstoles en Hechos 6. La necesidad de distribuir alimentos entre las viudas les estaba distrayendo de la tarea principal de su llamado, que era dedicarse a la
oración y la Palabra.
La mujer y el hombres sabios entenderán que deben establecer claras prioridades ministeriales para su vida. Una vez que las ha establecido, podrá ordenar sus actividades conforme a estas prioridades. Cuando hace esto, su equipo tendrá un claro sentido de la dirección en la cual debe moverse. Además, tendrá tiempo para dedicarse a las cosas que realmente son importantes, como la formación de nuevos obreros, lo que le permitirá distribuir la tarea de atender al pueblo entre varias personas. De esta forma logrará que sus prioridades no queden a merced de todo aquel que tenga una necesidad.
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