domingo, 27 de mayo de 2012

ACORTAR DISTANCIAS


Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos, aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sInagogas, las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen «Rabi, Rabi". Mateo 23.5·7

Una serie televisiva para niños, muy conocida en toda América Latina, tenía un personaje que le decia a los demás "Dígame licenciado!"» Cuando los otros le concedían el deseo, se mostraba sumamente gratificado.  No era más que una tonteria, y sin embargo reflejaba algo que en nuestra cultura latina nos gusta mucho hacer alarde de nuestros títulos y logros.

Cristo, en este pasaje, señala comportamientos similares en los fariseos.  Amaban todo aquello que remarcara la diferencia que los separaba del resto del pueblo. Lo demostraban usando flecos más largos que el pueblo, ubicándose sIempre en los primeros lugares en las reuniones, y procurando cruzarse con la gente para escuchar el agradable sonido de su título, "Rabí, Rabí".  Con todo esto, dejaban en claro que ellos no pertenecían al pueblo, sino que estaban en otra dimensión espiritual de la vida. Su comportamIento, en lugar de acercarlos al pueblo, creaba la ilusión de que una gran distancla los separaba de la gente de la calle.

El líder sabio entiende que la distancia es enemIga del ministerio eficaz. Nadie transforma vidas desde un púlpito.  El verdadero impacto de un líder se hace sentir cuando camina con su gente y quienes lo rodean tienen la oportunidad de examinar de cerca su andar.  Cuando se mezcla con ellos y entiende las realidades con las cuales luchan, su ministerio cobra matices misericordiosos y prácticos fundamentados en una perspectiva real de la vida.

Como líder, desecha todo lo que te pueda marcar como diferente a tu gente. Rechaza los títulos, los lugares de honor, la vestimenta distintiva y el trato preferencial que otros te quieren dar.   Nuestro corazón rápidamente se acostumbra a estas cosas, pero rara vez contribuyen a que tengamos mayor autoridad con el pueblo.  Procura Identificar todo aquello que pueda servirte  para acortar las distancias entre tu persona y la gente a quienes ministras. Esto te dara amplia entrada en sus vidas y te permitirá una relación mucho más eficaz.

domingo, 6 de mayo de 2012

PROSEGUIR HACIA LA META


Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." Filipenses 3.13-14

Para que apreciemos el peso de esta frase de Pablo, es necesario que recordemos que Filipenses es una de las últimas cartas que escribió, mientras aguardaba en la cárcel de Roma el veredicto de la justicia. La declaración es extraordinaria porque el apóstol llevaba al menos 20 años de trayectoria en el ministerio, y estaba en todo su derecho a descansar en sus logros. Nos llama la atención, por lo tanto, que su orientación fuera tan claramente hacia el futuro. Con el avanzar de los años es común que pasemos cada vez más tiempo meditando en el pasado, recordando victorias obtenidas y experiencias vividas. Pero, en especial nuestra mente, vuelve una y otra vez a lamentar las oportunidades perdidas, los errores cometidos, las situaciones que no resultaron como esperábamos.

Si bien es importante mirar para atrás ocasionalmente, simplemente para reconocer el camino recorrido y celebrar la mano de Dios que ha obrado a favor nuestro, lo más importante es mirar hacia el futuro. Nadie puede caminar hacia el frente si está mirando en la otra dirección. Por esta razón, Pablo dice que se olvida de «lo que queda atrás». El apóstol delata en esta frase que su esperanza estaba firmemente puesta en el futuro. No estaba condicionado ni atado por el pasado. No importa cuales hayan sido las experiencias que le tocó vivir, el anciano apóstol entendía que lo mejor estaba por delante. Y con esa convicción proseguía, con paso firme hacia la meta que Dios había puesto delante de él.

Como hijos de Dios, es importante que también miremos hacia adelante. No podemos dejar que Ias dificultades y el sufrimiento del pasado determinen cómo vemos el futuro. No podemos, tampoco, vivir de los logros que el Señor, en su misericordia, nos permitió conseguir en el pasado. Para los que estamos en Cristo, la vida crece siempre hacia la expresión máxima de su plenitud. Lo mejor está por delante. Aun en tiempos de absoluta crisis, podemos fijar la vista en el futuro para cobrar ánimo en medio de la tormenta. Cristo, cuando estaba en Getsemaní, en medio de esa agónica lucha por sujetarse a la voluntad del Padre, consiguió levantar los ojos y ponerlos en el gozo que estaba puesto delante de él (Heb 12.3). Habiendo realizado esta acción, pudo soportar la cruz y todo lo que ella implicaba, con un espíritu sereno y confiado. Esto habla de cuán poderoso puede ser en nuestras vidas el resultado de una actitud espiritual correcta.


viernes, 4 de mayo de 2012

APOYO INCONDICIONAL


"Fueron, pues, Moisés y Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. Aarón les contó todas las cosas que Jehová había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo. El pueblo creyó, y al oir que Jehová había visitado a los hijos de Israel y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron. Éxodo 4.29-31

No había sido cosa fácil para el Señor convencer a Moisés de volver a Egipto para liberar a Israel. Con muchas argumentaciones, el patriarca había mostrado su resistencia a aceptar la misión que Dios le proponía. Finalmente claudicó, pero con poca convicción de su llamado. Cómo debe haber alentado su corazón, entonces, este recibimiento inicial por parte de! pueblo. Relataron cuál era su misión y la gente los recibió con entusiasmo, uniendo sus corazones al proyecto.

¡Cuán diferente es la recepción que les dio el faraón! Los echó del palacio y ordenó que se duplicara la carga laboral de los esclavos israelitas. Toma nota de lo rápido que se esfumó e! entusiasmo y el apoyo de Israel hacia Moisés y Aarón. Ni bien se encontraron con el pueblo, los israelitas exclamaron: «Que Jehová os examine y os juzgue, pues nos habéis hecho odiosos ante el faraón y sus siervos, y les habéis puesto la espada en la mano para que nos maten» (Ex 5.21).

Como líder, seguramente tú habrás experimentado muchas veces situaciones similares. Debes saber que esta reacción es normal en el pueblo de Dios. Ellos no son perseverantes por naturaleza y fácilmente se desaniman. Pero no se enoje con ellos por esto. Si fueran perseverantes serían ellos los líderes y no tú. La tarea de mantenerles animados y firmes con la mano en el arado es tuya. Tú has sido llamado a infundirle ánimo a tu gente y a avanzar con firmeza aun cuando hayan perdido la esperanza.

El gran ejemplo de este rol es Nehemías. El trabajo de reconstruir los muros lo enfrentó a interminables dificultades y pruebas, y muchas veces el pueblo quería «tirar la toalla». Pero Nehemías, usando una diversidad de estrategias, los animó a seguir hasta que el proyecto estuviera completo. Este ánimo no se imparte castigando y condenando al pueblo por su falta de compromiso. Más bien tú debes darles ejemplo de perseverancia en medio de las dificultades, para que puedan imitar tu fe. Anímales con paciencia y cariño a seguir en la tarea y verás que se te van sumando, a medida que tú muestra tu compromiso de no echarte atrás.

miércoles, 2 de mayo de 2012

SUPERHEROES


¿A quién no le gustaría tener poderes sobrenaturales? De pequeño jugaba a Superman, al Hombre-araña y a otros súper héroes que podían hacer cosas que para mí eran imposibles.



¡El Señor nos da PODER!

Si alguna vez te sedujo la idea de tener poderes sobrenaturales, agárrate del asiento y ponte la capa a donde quieras que estés porque tengo noticias: Luego de la resurrección y antes de la ascensión las últimas palabras de Jesús fueron:

‘Cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán PODER y serán mis testigos’ (Hechos 1.8).

Algunos no se dan cuenta pero la vida cristiana se trata de contar con los poderes sobrenaturales del Espíritu Santo. Pero yo sé lo que muchos pueden estar pensando: hay demasiados cristianos que viven sin poder. Sin poder para vencer malos hábitos, sin poder para cambiar sus vidas, sin poder para crecer, sin poder para sobreponerse a sus temores, sin poder para tener las familias que desean, sin poder para salir de la mediocridad y sin poder para cumplir sus sueños. Todos queremos tener poder para llegar a ser lo que debemos ser, así que te propongo que analicemos estos tres secretos de cómo se desata el poder de Dios en nosotros.

Propósito

El primer secreto tiene que ver con ir entendiendo el propósito de Dios para tu vida. Sin tener un propósito en la vida es más fácil caer en las garras del desorden, la desorganización, la pobreza, la inconstancia, las malas compañías y los malos hábitos. Efesios 2.10 dice ‘Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.’ Yo te pregunto: ¿Te has puesto como meta ser de bendición? Eso es lo que el Espíritu Santo quiere llevarte a hacer.

No hay manera de vivir en el poder del Espíritu sin rendirse a los planes de Dios.

Pasión

La pasión tiene que ver con el corazón. Luchar por un propósito, alcanzar metas y cumplir con la voluntad de Dios para tu vida demanda mucha energía emocional. Demanda que tu corazón esté 100 por 100 involucrado y comprometido con alcanzar ese premio.

Paciencia

Pero está el tercer secreto y este es lo que más me cuesta a mí: La tercera P es de paciencia. Muchas veces pretendemos un cristianismo instantáneo. Queremos ir a los pastores, que nos hagan click y solucionamos nuestros problemas. Pero fíjense el estilo de Dios. Él es un artista, le gusta la perfección y por eso permite que seamos probados. Que pasemos por problemas y dificultades para que ganemos paciencia.

¿Cuántos chicos y chicas se complican el futuro por no tener paciencia en cuanto al sexo? ¿Cuántos adultos por no tener paciencia no saben ahorrar y pagar sus deudas?

La paciencia es una sabia consejera y por eso Dios quiere que tengas paciencia.

Por: Lucas Leys - www.EspecialidadesJuveniles.com

martes, 1 de mayo de 2012

ORAR CON VISION


"Dijo también el Señor: Simón, Simón, Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos". Lucas 22.31.32

Esta declaración de Jesús a Pedro revela un nivel de compromiso y discernimiento del Hijo de Dios que muestra cuán profundamente espiritual era su peregrinaje por esta tierra. Sus palabras contienen al menos cuatro importantes principios para nuestros ministerios. En primer lugar, vemos que Jesucristo había asumido un intenso compromiso con sus discípulos. Esto se tradujo en un fuerte deseo de cubrir sus vidas y utilizar todos los recursos a su disposición para producir en ellos el cumplimiento de la voluntad de Dios. Era un hombre que llevaba a su equipo en su corazón, en todo tiempo y lugar.

En segundo lugar, el conocimiento de la inminente prueba por la cual iba a atravesar el discípulo movilizó a Cristo a interceder por él. Muchas veces, las dificultades que vemos a nuestro alrededor nos llevan a comentarlas con otros, a lamentarnos mutuamente de lo duro que es la vida, o lo difícil que es la situación. Sin darnos cuenta, entramos en un estado de desánimo y derrota. Cristo hizo lo mejor que pudo hacer, rogó por la vida de su discípulo.

En tercer lugar, vemos que Cristo no oró para que Pedro fuera librado de la prueba. La cultura occidental, dedicada a la incansable búsqueda de una vida cómoda y sin sobresaltos, ha afectado tanto nuestra perspectiva que muchas de nuestras oraciones no son más que pedidos para que Dios acomode las
circunstancias que nos rodean a nuestro gusto. Deseamos evitar las complicaciones y las pruebas que son comunes a la mayoría de los seres humanos. El Mesías, sin embargo, no oró en esta dirección. Pidió que Pedro pudiera salir ileso de la prueba, aferrado a la fe, sin la cual es imposible agradar a Dios.

En cuarto lugar, Cristo se dirigió a Pedro y le recordó el objetivo de su vida: confirmar a sus hermanos. Cuando pasamos por una prueba muy fuerte, tenemos tendencia a detenermos y hundirnos en un sin fin de especulaciones acerca de lo que nos ha tocado vivir. El resultado es que dejamos de avanzar hacia las metas
que Dios ha marcado para nuestras vidas. Cristo le recordó a Pedro que del otro lado de la prueba existía un llamado que debía ser cumplido. En esta exhortación encontramos no solamente que el Maestro le daba una perspectiva correcta de las cosas, sino que también le comunicaba un voto de confianza. Creía que iba a salir bien de la prueba, y le animaba a seguir adelante.