domingo, 1 de abril de 2012

DEJATE PASTOREAR!!!

Jehova es mI pastor, nada me faltara.  En lugares de delicados pastos me hara descansar, Junto a aguas de reposo me pastoreara. Salmo 23.1·2


Cuánta belleza captada en esta inmortal poesía del rey pastor, DavId.  RefugIo de multitud de generacIones, este salmo nos revela como ningún otro los aspectos más íntimos del corazón pastoral de nuestro Padre
celestial.  Reparemos un momento en la voz de la mayoría de los verbos: Nada me falta, en lugares de delicados pastos me hace descansar, Junto a aguas de reposo me conduce, él me restaura el alma, me guía por senderos de justicia, su vara y callado me infunden aliento, me prepara mesa delante de mis enemigos, me unge la cabeza... Sin ser un especialista en las estructuras gramatIcales del idioma, salta a la vista que todos los verbos tienen una construcción ldentica. Están en voz pasiva. En cada uno de ellos, la oveja es la receptora y no la generadora de la acción.  Recibe algo de parte del pastor: provisión, descanso, dirección, restauración, guía, aliento, servicio, unción.

Debemos notar que estas cosas son producto del accionar del pastor, no de la oveja.  El, que las ama y desea lo mejor para elloas, permanentemente actúa para que puedan recibir todo lo que considera indispensable para su bienestar. Es una relación de dimensiones absolutamente sencillas, ellas reciben, él da.
¿Por qué nos detenemos en este detalle? Por la sencilla razón de que hay demasiadas ovejas dentro del redil que creen que es su responsabilidad producir estas realidades.  Están tratando de restaurarse o de conducirse a lugares de delicados pastos.  La responsabilidad de la oveja, sin embargo, es una sola: dejarse pastorear. El pastor se ocupa de lo demás.  Solamente se requiere de ella que esté dispuesta a ser guiada, restaurada, animada, etc, etc.

Este principio es un hecho fundamental de la vida espiritual.  Dios actúa por siempre según su naturaleza eterna, y el hombre según la suya, y ésto no tiene variación en ambos.  Dios por siempre es el que da, el hombre por siempre es el que recibe.  Cuando nos olvidamos de este principio, perdemos la naturaleza de dependencia absoluta que es indispensable para una vida victoriosa.

Para pensar:
¿Te dejas pastorear? ¿O eres muy arisco? En medio de las presiones, ¿no te apetece ser llevado a lugares de delicados pastos, o a descansar junto a aguas de reposo?. Claro que si, ¿verdad?.  Entonces, por que no tomarse un momento para volver a poner las cosas en su lugar. Tu eres una oveja, y como oveja, necesitas que te pastoreen.

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