Todo tiene un origen, y de la misma forma que las obras humanas deben al hombre su razón de ser, también nosotros los humanos nos debemos a la acción de un Creador.
Dios, que es omnipotente, omnisciente, omnipresente; que tiene amor, misericordia y bondad; que es eterno y santo, es la razón por la que existe el Universo. Lo invisible de Dios puede llegar a conocerse si se reflexiona en sus hechos.
En el principio, Dios ofreció al hombre y a la mujer un entorno perfecto para que disfrutaran de una relación de armonía con Dios, consigo mismos, y con la naturaleza, pero esta armonía se rompió cuando el ser humano, seducido por su orgullo, quiso suplantar el lugar de Dios; desde entonces, el hombre y la mujer se convirtieron en extranjeros en su propia patria, capaces de los mayores logros materiales pero afectados por el vacío que la amistad con Dios antes había llenado
En nuestros días, el ser humano sigue experimentando una necesidad profunda de comunicación y tarde o temprano, toda persona detiene el curso acelerado de su vida para preguntarse si es posible llegar a comunicarse con el Creador.
Hace dos mil años, Dios decidió convertirse en humano en la persona de Jesús de Nazaret, y así comunicarnos su plan para restablecer la armonía con los seres humanos, que estaba estropeada por el pecado.
Si el cristianismo no es verdad, entonces la humanidad lleva 2010 años perdiendo el tiempo. Y si es verdad, entonces tiene que ser verdaderamente importante para todo ser humano.
Todas las evidencias históricas confirman que Jesús existió, hasta el punto que el tiempo histórico se dividió en lo que sucedió antes de él (AC) y después de él (DC).
Jesús es el Hijo de Dios.
· La profecía y su cumplimiento.
· La conciencia que Cristo tenia de si mismo. Jesús aún desde niño era conciente de si mismo, de su condición de Hijo de Dios.
· La autoridad de Jesús. Jesús hablaba y actuaba con la autoridad del todopoderoso.
· La perfección de Jesús. En la vida de Jesús hay ausencia total de la conciencia o confesión del pecado. Tenía conocimiento profundo de los males del pecado, pero no cayó sobre su alma sombra o mancha alguna.
· El testimonio de sus discípulos.
· Sus afirmaciones.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre.”
Todos nosotros hemos pecado contra Dios y por lo tanto merecemos la muerte y la separación eterna, pero Dios, al enviar a su eterno y único Hijo Jesús a la cruz, pagó sobre sí mismo este castigo, para que nosotros tuviésemos vida. La muerte de Jesús en la cruz fue un sacrificio de un valor incalculable y que para quien la acepta viene a restaurar la armonía con Dios.
Jesús entregó su vida como rescate por amor a ti y a mi
Y en una mañana, al tercer día de su muerte, Jesús resucitó de los muertos para conceder una nueva esperanza a quienes creen en él.
PORQUE DE TAL MANERA AMO DIOS AL MUNDO QUE HA DADO A SU HIJO UNIGENITO PARA QUE TODO AQUEL QUE EN EL CREE NO SE PIERDA MAS TENGA VIDA ETERNA. - Juan 3:16 -
Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas”.
“Porque ni aún el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”. Marcos 10:45
Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me siga tendrá la luz que le da vida y nunca andará en oscuridad”. Ese es el valiosísimo regalo de Dios al ser humano: la oportunidad de restablecer una relación de armonía con el Creador a través de su eterno Hijo Jesucristo.
Jesús vino a traernos LIBERTAD
· Libres de la culpa. Todos somos culpables ante Dios por infringir sus mandamientos, con palabras, hechos o pensamientos. Así como hay una pena para los criminales, también hay una pena por quebrantar las leyes espirituales. La paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Todos merecemos pagar esta pena, pero Jesús lo hizo en la cruz, para que nosotros pudieramos ser perdonados.
· Libres de adicciones. Lo que hacemos mal es como una adicción. “Todo el que peca es esclavo del pecado” (Juan 8:34), pero Jesús murió para hacernos libres. “Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres” (Juan 8:36).
· Libres del temor. Ya no tenemos que temer a la muerte. La muerte no es el fin de aquellos a quienes Jesús ha hecho libres. El, con su perfecto amor, echa fuera todo temor.
· Libres para conocer a Dios. Al morir en la cruz, Jesús eliminó la barrera entre nosotros y Dios. Hace posible una relación con nuestro Creador convirtiéndonos en sus hijos e hijas.
· Libres para amar y perdonar. Al mirar la cruz, entendemos el amor de Dios por nosotros. Y ese amor es el que experimentamos en nuestro corazón, para con Dios y para aquellos que nos rodean.
· Libres para cambiar. Con la ayuda del Espìritu Santo, podemos cambiar. Al recibir a Jesús, e invitar al Espíritu Santo a morar en nosotros, su fruto se empezará a dar en nuestra vida: amor, bondad, benignidad, paz, fe , amor, gozo, templanza, dominio propio.
...Dios está esperando oír tu voz para acudir a ti y transformar tu vida; reconoce el mal y el vacío que hay en tu vida, y pide a Dios que te perdone a través de Jesucristo y que encamine tu nuevo rumbo.
¡Y Dios lo hará!
El que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; han sido hechas nuevas. Dios tiene un destino maravilloso para tu vida que puede comenzar con un compromiso sencillo y sincero de entrega a él.
Dios nos ofrece el perdón y la libertad en Cristo Jesús, y es un obsequio de parte de El, por el cual no tienes que pagar nada.
Puedes aceptarlo y disfrutarlo, o simplemente rechazarlo.
Es Tu Decisión!!!
Anímate a leer la Biblia y a conocer sobre lo que Dios te está ofreciendo a través de Jesucristo: amor y vida eterna.