lunes, 13 de febrero de 2012

LOS 20 SEGUNDOS MAS IMPORTANTES DE SU VIDA

La mayoría de nosotros estaríamos de acuerdo en que tener un seguro médico es una buena idea. Si el
hacer planes financieros en cuanto a la posibilidad de una enfermedad es prudente, mucho más importante
es, entonces, hacer preparativos para una circunstancia futura segura que tiene implicaciones eternas: nuestra partida de este mundo.

Hebreos 9:27 enseña que “está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Dicho de otra manera, después de nuestra muerte estaremos en un estado consciente, pasando la eternidad en la bendita presencia de Dios o separados de Él en un lugar de castigo eterno (Mateo 25:46). No hay ni un solo versículo de la Biblia que diga que habrá una segunda oportunidad después de nuestra muerte; la verdad es que, durante esta vida, cada persona decide su destino eterno. La única condición para ser salvo es que la persona haya creído en Jesús como su Salvador personal.

Piense en lo que significa llegar al final de esta vida de repente, sin ninguna oportunidad en ese momento para tomar la decisión de poner la fe en Cristo. Imagine lo que es tener que enfrentar una eternidad sin Dios, en un lugar de tormento, donde su mejor día es incomparablemente peor que su peor día en la tierra. ¡Qué no daría usted por ser capaz de cambiar su destino eterno!

La buena noticia es que usted puede tomar esa decisión ahora mismo y elegir la senda de la vida que le conducirá a la presencia de Dios, donde experimentará “plenitud de gozo [y]… delicias para siempre” (Salmo 16:11). Lo único que tiene que hacer es esto: reconocer delante de Dios que ha vivido una vida de pecado, y confesar su dolor por sus faltas. Dígale que sabe que el Señor Jesucristo murió en la cruz para pagar totalmente su deuda de pecado; que fue sepultado; y que resucitó. Pídale a Dios que perdone sus pecados, y reciba por fe a Cristo como su Salvador personal.

Leer estas palabras no le tomó más de 20 segundos. Si usted estuvo de acuerdo con este breve mensaje y creyó en Jesús como su Salvador, entonces, en menos de un minuto cambió su destino eterno. Muchas personas postergan esta decisión supremamente importante, creyendo que podrán hacer la decisión “algún día”, pero no hay ninguna garantía de cuánto tiempo más viviremos o en qué condición mental estaremos. Lo más lógico es, entonces, recibir el “seguro de vida eterna”, el regalo de Pascua de Resurrección que nos hace Dios a todos nosotros.

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